¡Hola! Soy Raúl Estrada Zamora, periodista cubano. Busco a personas de cualquier parte del mundo que tengan alas buenas para volar en pos de la felicidad y sepan respetar y tratar a los demás de igual a igual, a las buenas, aunque piensen de manera diferente. soyraulez@gmail.com

10 de octubre de 2009

Brindis por el Nobel de Obama


Hoy es un día feliz para casi todo el mundo: Barack Obama, el noble Obama, conquistó el Premio Nobel de la Paz. Y bien merecido lo tiene, sí señor.

Cierto que el hombre lleva tan poco tiempo en la Casa Blanca, que aún no le permiten andar solo por los pasillos, no vaya a ser que se pierda. Pero, ¡bah!, eso es un nimio detalle, al lado de sus buenas intenciones y las muchísimas promesas lanzadas por él al mundo, aun antes de ceñirse la imperial corona. Perdón: antes de acceder a la primera magistratura del país.

¿Y piensa usted que no hay motivos suficientes para echar a volar cohetes nucleares, digo: fuegos artificiales; beberse unas copas de más, aunque sea con el estómago vacío; congelarse los dientes de risa, a pesar del calor provocado por el cambio climático; triturarse una mano contra la otra aplaudiendo, sacarle los pulmones al amigo de tanto palmearle la espalda…, en fin, para un mayúsculo alegrón? Pues mire que sí. Piénselo bien y verá. O, mejor, venga; vamos a analizar la cuestión.

¿No es Estados Unidos el mayor proveedor de armas del mundo, con un complejo militar industrial que participa en más de dos tercios de todas las negociaciones globales sobre ventas de pertrechos bélicos, y cuyos ingresos por ese concepto rebasan ya los 40 mil millones de dólares al año? Claro, lo de ellos es vender, y ninguna culpa tienen si los compradores utilizan los arsenales adquiridos para jugar al tiro al blanco con los pobres o individuos de "razas inferiores".

Si no cree lo de las fabulosas ventas, pregúntele al Congreso norteamericano, que lo divulgó no hace mucho. Si aún lo duda, interrogue a palestinos, iraquíes, afganos, paquistaníes, hondureños y muchos otros, que continúan muriendo bajo las balas y las bombas made in USA.

¿No es Estados Unidos la superpotencia que mantiene decenas de bases militares y millones de soldados en todos los confines del planeta, y aún, inconforme, instalará sus fuerzas en siete puntos estratégicos de Colombia para estar en condiciones de intervenir más rápidamente en América Latina, e incluso operar desde allí si en África las circunstancias lo exigieran?

Sí, sí; ya se sabe: la presencia estadounidense en Colombia es una medida disuasiva, encaminada a combatir a la ilegal guerrilla, y la producción y el tráfico de drogas, que, casualmente, tienen su mayor mercado en Norteamérica.

Oiga, amigo; no le digo más. Usted me entendió, ¿no es cierto? (…) Muy bien, por ahí anda la cosa. Esos del Comité de los Nobel son unos sesudos: ellos le entregan el Premio por adelantado a Obama y él, que es tan noble y hombre de buen quedar, cumple sus compromisos en busca de la paz entre todos los humanos.

Fíjese que hasta quizás suspendan el bloqueo a Cuba y le devuelvan el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo, ¿qué le parece? Dicho sea de paso: allí no se torturará jamás. ¿Cómo, cómo usted dice? ¡Ah, no; yo no sé! Quizás busquen otros lugares… Pero de que Obama se merece el Premio, ¡se lo merece!; aunque aún no lo dejen andar solo por la Casa Blanca, no vaya a ser que se pierda.